El secretario general de la Asociación Nacional de Maquinaria Agropecuaria, Forestal y de Espacios Verdes (Ansemat [1]), Ignacio Ruiz Abad, ha estimado que las ventas del sector han caído entre un 30 y un 40 por ciento desde enero, respecto al mismo período de 2008.
Durante el acto de apertura de curso de la "Cátedra Ansemat", que se ha celebrado en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de Madrid, ha explicado que esta caída está "absolutamente" vinculada a la falta de financiación de los agricultores.
Ha señalado que a éstos les resulta "imposible" obtener créditos para la adquisición de maquinaria y que "lo único" que se puede hacer desde el sector es trabajar para que la Administración pública conceda ayudas y subvenciones para facilitar este tipo de compras.
Ha detallado que, en el caso de los tractores, Asemat prevé que sus ventas se reduzcan en 2009 alrededor de un 20 por ciento, hasta las 12.500 unidades, frente a las 15.700 unidades vendidas el pasado año.
Según datos del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM), los tractores representaron el 35,7 por ciento de las ventas de maquinaria agrícola durante el pasado mes de agosto.
En cuanto al resto de la maquinaria, Ruiz Abad ha indicado que algunos fabricantes han reducido sus ventas hasta un 50 por ciento desde que comenzó el verano, y que, incluso, hay casos en los que han tenido que parar la producción, ya que no se ha recibido ningún encargo y este sector trabaja "bajo pedido".
Por lo que respecta al comportamiento del sector el próximo año, ha asegurado que la primera "prueba de fuego" será la Feria Internacional de Maquinaria Agrícola (FIMA), que se celebrará en Zaragoza en febrero.
En este sentido ha resaltado que, a pesar de la situación económica, todas las empresas "están apostando muy fuerte" por este encuentro y por demostrar "que el sector sigue vivo".
En relación los avances en I+D+i, ha indicado que las principales líneas de trabajo son la de la creación de maquinaria "más ecológica", en cuanto al consumo de combustible o la emisión de gases contaminantes, y la de la reducción de los costes del agricultor mediante el uso de la electrónica, una opción que, en su opinión, puede reducir el gasto hasta un 30 por ciento.