La existencia de esta especie, Neopycnodonte zibrowii, se ha citado sólo en cinco lugares del mundo en las dos últimas décadas.
Un equipo interdisciplinar español,
formado por investigadores marinos del Instituto Español de
Oceanografía (IEO) y de la Universidad de Málaga (UMA), ha hallado
en el golfo de Cádiz varios ejemplares vivos de una ostra gigante
prácticamente extinguida y que sobrevive en muy pocos lugares.
La existencia de esta especie, Neopycnodonte zibrowii, se ha
citado sólo en cinco lugares del mundo en las dos últimas décadas y
tiene "una larga historia en el océano" al conocerse ejemplares
fósiles de hace unos sesenta millones de años, ha informado el
Instituto Español de Oceanografía.
La singularidad de este hallazgo reside también en la
"circunstancia especial" en la que han formado sus colonias y en el
ambiente que han buscado para garantizar su supervivencia en la
ladera norte del volcán de fango Hespérides.
Además, la cita del descubrimiento de estas especies que los
investigadores del Departamento de Biología Animal de la UMA y del
Grupo de Geociencias Marinas del IEO ha publicado en la revista
"Marine Biodiversity Records" es la "más meridional de las que se
han realizado hasta la fecha en el océano Atlántico".
Según el comunicado, ejemplares de esta ostra formaron colonias
en las proximidades del litoral hace unos 25 millones de años, pero
con el paso del tiempo "por alguna razón que se desconoce" migraron
hacia aguas más profundas y se alejaron de las principales
corrientes marinas que sostienen las comunidades bentónicas.
Hace unos dos millones de años, después de poblar extensas
superficies del fondo marino, desaparecieron definitivamente de su
hábitat natural.
La razón de "su presumible extinción" es que ha buscado un nicho
ecológico en "un hábitat extremo y casi inaccesible" al fijarse en
los techos o relieves más recónditos de cuevas y oquedades.
En este sentido, los volcanes de fango "no son los lugares más
idóneos para disfrutar de un ambiente oxigenado que facilite la
supervivencia", sino puntos calientes dominados por la expulsión de
metano que satura de gas los sedimentos marinos y que facilita su
colonización por numerosas bacterias consumidoras de este gas.
Por ello, esta ostra gigante parece tener una "gran capacidad de
adaptación" a las diversas condiciones ambientales de los lugares en
los que se asienta, donde soporta condiciones extremas de salinidad,
oxigenación y corrientes, indica el comunicado.