La consejera andaluza de Salud, María Jesús
Montero, ha admitido que "la mayoría" de las aceiteras
inspeccionadas por la Junta de Andalucía por posible fraude en la venta
de aceite de oliva virgen extra "ha podido demostrar que el producto que
envasaron se correspondía con el etiquetado".
Montero ha
explicado que de los 24 lotes
inspeccionados por la Junta de Andalucía se abrió un expediente
informativo a 15 de ellos y que, aunque la tramitación aún no ha
concluido, "la mayoría" de las empresas investigadas ha podido demostrar
que no cometieron fraude en el etiquetado porque el aceite que
envasaron se correspondía con la calidad expresada en el etiquetado.
De las investigaciones desarrolladas se ha colegido que el aceite de
oliva virgen extra puede perder algunas de sus apreciadas cualidades
organolépticas si no se cumplen las condiciones de conservación en la
cadena de distribución y comercialización.
Por ello, el aceite
investigado por la Junta de Andalucía pudo parecer que no se
correspondía con la calidad extra virgen anunciada en su etiquetado no
por fraude del fabricante, sino por la pérdida de sus cualidades meses
después, durante el proceso de transporte o almacenaje.
"La
mayoría de las empresas ha podido demostrar que el producto envasado se
correspondía en su momento con lo anunciado en el etiquetado", ha
subrayado Montero.
La responsable andaluza de Salud y Consumo
ha rehusado identificar a estas empresas hasta que finalice la
tramitación de los expedientes abiertos y ha comparado el deterioro que
puede sufrir el aceite de oliva virgen extra durante su almacenaje con
el que también pueden experimentar otros productos como el vino.
Ha anunciado que los resultados de esta investigación aconsejan
emprender campañas informativas que recomienden las condiciones óptimas
de transporte, almacenaje y venta del aceite de oliva extra virgen,
aunque ha descartado rebajar el periodo óptimo de consumo que
actualmente se expresa en el etiquetado de este producto.