Expertos andaluces obtendrán variedades de estas leguminosas adaptadas al cultivo en la región y estudiarán diversas aplicaciones de la nanotecnología y de bioprotección al control de estas enfermedades.
Diego Rubiales Olmedo
Andalucía Investiga
El guisante (Pisum sativum) es la leguminosa grano más
mejorada y con mayor implantación a escala mundial. Sin embargo, a pesar de las
grandes expectativas despertadas en todos los sectores, su cultivo sufre aún
grandes limitaciones en Andalucía, debido fundamentalmente a problemas de
adaptación y sobre todo de susceptibilidad al jopo (Orobanche crenata).
Según los expertos, la importancia de esta planta destinada
a la industria de los piensos radica en que su cultivo reduciría la dependencia
de las importaciones de soja. Además, permitiría diversificar las fuentes de
proteína y adaptarlas a los diferentes usos y tendría un papel beneficioso en
las rotaciones y en la fertilidad de los suelos, al fijar el nitrógeno
atmosférico gracias a su simbiosis con el rizobium.
El cultivo del guisante se fue extendiendo en Andalucía a
principios de la década de los 90 gracias a su potencial e interés. No
obstante, se impuso un cultivo de variedades foráneas, poco adaptadas a las
enfermedades y a la climatología de la región. Por ello, investigadores de las
universidades de Córdoba, Sevilla y Huelva, la Estación Experimental
Zaidín, (CSIC, Granada), el IFAPA Alameda del Obispo (Córdoba), Sanidad Vegetal
y el Instituto de Nanociencia de Aragón, coordinados por el Instituto de
Agricultura Sostenible, (CSIC, Córdoba), pretenden obtener variedades de
guisantes adaptadas al cultivo en Andalucía, para hacer atractivo el cultivo de
esta leguminosa.
Según los expertos, el guisante cuenta con un gran interés
por su potencial productivo para el mercado de pienso. En agricultura
ecológica, es prácticamente imprescindible por su capacidad de fijar nitrógeno
atmosférico que podrán utilizar otros cultivos como el cereal, apunta el
coordinador del estudio, Diego Rubiales Olmedo.
Sin embargo, la implantación de este cultivo tiene problemas
técnicos pendientes de resolver como la resistencia a enfermedades y el manejo
de las malas hierbas, entre las que se incluye el jopo. Por ello, los
investigadores pretenden obtener variedades resistentes que permitan extender
su cultivo. Esto lo que contribuirá a la ‘sostenibilidad’ de nuestros sistemas
agrícolas y disminuirá la dependencia de las importaciones de soja para
pienso, explica Rubiales.
Para hacer viable este cultivo, los investigadores abordarán
las enfermedades causadas por plantas parásitas, como (Orobanche crenata) y
hongos (Mycosphaerella pinodes, Erysiphe pisi y Uromyces pisi), así como la
falta de agua, propia de Andalucía. Incluirán estudios del patógeno y puesta a
punto de métodos de selección de las mejores variedades. En este sentido, los
investigadores están seleccionando en diferentes guisantes, aquellas variedades
con características más resistentes a las enfermedades y a la sequía para, más
adelante, añadir a estas potencialidades ejemplares de mayor rendimiento y
calidad. De esta forma, el resultado final serán guisantes con las
características deseadas por los expertos, que puedan soportar bien las
peculiaridades de Andalucía y, a la vez, sean productivas.
La novedad estriba en la complementación de técnicas de
Mejora Genética Clásica y con el uso de marcadores moleculares y de estudios de
genómica y proteómica, así como en la investigación de diversas aplicaciones de
la nanotecnología al control de enfermedades, así como bioprotección con
microorganismos beneficiosos.
Además de la generación de conocimientos, el proyecto tiene
claro enfoque aplicado. Por un lado, los investigadores colaboran con empresas
para que, una vez seleccionadas las variedades resistentes y productivas, éstas
puedan registrarlas, purificarlas y ponerlas a punto para su comercialización.
Por otra parte, el proyecto persigue proporcionar al agricultor un paquete de
estrategias de control integrado, para fomentar el cultivo del guisante en
Andalucía.