Los alimentos enriquecidos se incorporan cada vez más en nuestra cesta de la compra…Los consumidores queremos más valor nutritivo en lo que comemos, y esto es lo que, al fin y al cabo, decimos cuando nos decantamos por adquirir un producto llamado funcional, -esos que tienen efectos beneficiosos en la salud-. Pero ¿son efectivos para el organismo? ¿Cómo combatir el escepticismo? La industria tiene que asumir el reto no sólo de poner en marcha nuevos desarrollos, sino también de garantizar que esos compuestos que se incluyen en los productos para aportarles más valor nutritivo producen un efecto beneficioso para la salud.
El interés de los consumidores por el cuidado de su salud ha conducido a la industria alimentaria al diseño de nuevos productos e ingredientes con propiedades específicas, es decir, que los alimentos no sólo tengan un valor nutritivo en sí mismo sino que además aporten un efecto beneficioso para la salud. En este sentido, los avances tecnológicos han permitido que las empresas puedan dar respuesta a esta demanda. Pero, para ello resulta necesario avanzar en el proceso de evaluación y autentificación del beneficio del alimento sobre la salud. Precisamente para que la información sobre los productos sea clara y sin inducir a error o confusión al consumidor.
¿Cómo evaluar los beneficios sobre el organismo producidos por la ingesta de alimentos funcionales?
Por tanto, probar los efectos beneficiosos de los alimentos funcionales en la salud es una necesidad. Existen métodos utilizados para comprobar que efectivamente estos ingredientes funcionales ayudan al organismo a mejorar su estado de salud. Éstos incluyen estudios que ayudan tanto a evaluar la biodisponibilidad del alimento es decir la cantidad de ingrediente que es absorbido por el organismo, así como su funcionalidad, o sea su efecto beneficioso sobre la salud.
Con el método in vitro del Digestor Dinámico de ainia , podemos comprobar cómo los ingredientes funcionales como el omega3, los probióticos, fibras…o compuestos bioactivos (polifenoles, vitaminas, minerales…) que contienen los alimentos funcionales llegan intactos al intestino, sin sufrir modificaciones o degradaciones por la acción del pH ácido del estómago, de las enzimas digestivas y de la billis.
Y etiquetar ¿Cómo se presenta una alegación nutricional?
La puesta en el mercado de un denominado “producto funcional” innovador, tiene que obedecer a los requerimientos establecidos en el Reglamento 1924/2006, sobre alegaciones nutricionales y declaraciones de propiedades saludables. Es ahí donde se detalla el procedimiento para que los “health claims” o alegaciones saludables sean aprobados para su uso por parte de la Comisión Europea (previo informe de la EFSA, la autoridad europea por excelencia en materia de seguridad alimentaria). Las solicitudes de autorización de declaraciones específicas sobre propiedades saludables deben prepararse y presentarse siguiendo unos criterios administrativos, jurídicos, técnicos y científicos muy exigentes. Para ello es necesario llevar a cabo ensayos clínicos que verifiquen el efecto beneficioso del alimento.
