Exigen igualdad en las condiciones de trabajo con los extranjeros.
Los pueblos de la comarca del Bajo Guadalquivir están pasando hambre. Muchos de los vecinos que han vivido siempre del sector citrícola se están viendo obligados a acudir a bancos de alimentos para poder dar de comer a sus hijos y ello, pese a estar trabajando.
Las condiciones que los empresarios de la Vega están imponiendo, vulnerando el convenio colectivo, está provocando que en dichos municipios se esté viviendo un auténtico drama. Para frenarlo, los jornaleros han iniciado este jueves una huelga que durará hasta el día 15. El objetivo es terminar con las "mafias" que dicen que existen en torno a la contratación de las cuadrillas.
El 75 por ciento de la mano de obra contratada es extranjera con el objetivo de obtener el máximo beneficio posible. A rumanos, búlgaros y ucranianos se les ofrece entre 20 y 36 euros diarios por trabajar de sol a sol y sin estar dados de alta en la seguridad social. En la mayoría de los casos, el empresario paga lo estipulado en el convenio, 46,31 euros, pero la diferencia se la queda el manijero que media en el contrato o eso es, al menos, lo que denuncia el Movimiento de Trabajadores del Bajo Guadalquivir.
Los trabajadores locales se ven obligados a aceptar las mismas condiciones que los foráneossi quieren trabajar. Según han manifestado los jornaleros a ELMUNDO.es, los empresarios han suprimido el plus de transporte y les pagan casi la mitad de lo que deberían. Además, no respetan el horario de seis horas y 10 minutos que establece el convenio. A esto se une que están obligándolos a firmar nóminas en las que consta que han trabajado menos días de los que realmente han acudido al tajo. Con esta práctica se les obliga a pagar entre 14 y 18 euros a empresarios para que les anoten las peonadas que después les permita cobrar la prestación por desempleo.
Sin inspecciones de trabajo
Uno de los afectados, Francisco Díaz, asegura que los trabajadores sólo reivindican que "jornaleros locales e inmigrantes trabajen en igualdad de condiciones, con los mismos derechos y el mismo convenio". "La pena es que nosotros no podamos explotar la riqueza que tenemos. Hay trabajo para muchas familias y, sin embargo, nos estamos viendo obligados a acudir a los bancos de alimentos", apunta. Los trabajadores denuncian, además, que no se están haciendo inspecciones de trabajo para impedir que se sigan produciendo prácticas abusivas y que tengan a personas trabajando de forma ilegal.
El seguimiento de la huelga ha sido mayoritario. Las cuadrillas no han salido a trabajar y si alguna lo intentaba, los piquetes informativos la disuadía de forma pacífica. El único incidente se produjo en torno a las seis de la madrugada cuando se cortó durante unos 10 minutos la carretera autonómica A-440 que une los municipios de Palma del Río y Fuente Palmera por la quema de neumáticos.
Los naranjales estaban vacíos de trabajadores y los almacenes no funcionaban. Según el portavoz los trabajadores, Pedro Armada, el seguimiento ha sido del cien por cien en las localidades de Palma del Río y Posadas, del 90 por ciento en Hornachuelos y del 75 por ciento en Lora del Río. Sin embargo, la patronal niega el éxito del primer día de huelga. El presidente de Asaja-Córdoba, Ignacio Fernández de Mesa, ha asegurado a ELMUNDO.es que el paro no ha sido seguido por los trabajadores y ha criticado que los piquetes "hayan echado para atrás a los que querían recoger naranjas".
Fernández de Mesa ha asegurado que "en un estado de derecho hay que acudir a los tribunales cuando se vulneran las leyes o los convenios”. De ahí que invite a los huelguistas a denunciar oficialmente el incumplimiento de las condiciones de trabajo que recoge el convenio del campo.
La esperanza de los jornaleros es que esta situación se solucione más pronto que tarde, ya que de no hacerse están dispuestos a continuar la huelga más allá de la fecha prevista. Mientras tanto, los campos de los municipios de la Vega afectados, dicen, seguirán siendo pueblos fantasmas.
