Ésta es una de las conclusiones de un estudio sobre los aspectos socioeconómicos del aceite incluido en el libro "El aceite de oliva virgen: Tesoro de Andalucía".
El potencial de Andalucía y España
como principales abastecedores mundiales de aceite de oliva "no se
traduce en un liderazgo" de los aceites españoles en los mercados
exteriores, como consecuencia del escaso porcentaje de producto que
se comercializa envasado.
Ésta es una de las conclusiones de un estudio sobre los aspectos
socioeconómicos del aceite incluido en el libro "El aceite de oliva
virgen: Tesoro de Andalucía", que ha sido editado por Unicaja.
El informe señala que, aunque el mercado español ofrece
oportunidades para incrementar el consumo de aceites de oliva, no
parece probable que este aumento sea de una magnitud tal que
"permita absorber una producción nacional que ha crecido de forma
sobresaliente en los últimos quince años".
Los mercados exteriores se configuran como la "salida natural" a
una buena parte de la producción española, sostienen sus autores.
Pese a liderar el mercado mundial por volumen, los aceites
españoles no ocupan lugares destacados "salvo contadas excepciones"
en los establecimientos detallistas de los países consumidores, y
carecen en gran medida de una "imagen de calidad", al contrario de
lo que ocurre con los aceites italianos, que "gozan de mayor
prestigio y de un mejor posicionamiento en los mercados".
Esta situación, según el estudio, es "en cierto modo lógica", ya
que hasta ahora las ventas españolas al exterior han sido a granel y
han tenido como principal cliente a Italia.
Este país acapara casi el 40 por ciento de las exportaciones de
grasas y aceites andaluces, y un porcentaje ligeramente superior de
las exportaciones de aceite de oliva.
Uno de los problemas que se plantean es la pérdida de valor
añadido que la transformación intermedia supone (embotellado y
distribución), al destinar a envasadoras y comercializadoras
extranjeras aceite a granel.
Además, el estudio cita la diversificación de los mercados
exteriores como "uno de los principales retos" de la economía
andaluza de cara al futuro, y "aún más" en el caso del sector de
aceites y grasas, donde apenas un uno por ciento de las
exportaciones totales de aceites se destinan a nuevos países
miembros de la Unión Europea, explica.
En Andalucía se calcula que el consumo interior de aceite se
sitúa en torno a las 108.000 toneladas (algo más de 12 kilogramos
per cápita), lo que supone una cuarta parte del consumo nacional de
aceite.
El aceite de oliva representa aproximadamente el 72 por ciento
del consumo total de aceite en la región (unas 77.800 toneladas y
8,8 kilogramos por persona), mientras que el aceite de girasol
mantiene una cuota de mercado superior al 20 por ciento, y la
cantidad consumida de otros aceites (maíz, soja, semilla, orujo), no
alcanza el 5 por ciento.
La comunidad andaluza dedica al olivar 1,5 millones de hectáreas,
algo más el 50 por ciento de su superficie cultivada,
aproximadamente el 60 por ciento del olivar español y el 35 por
ciento del comunitario.
La producción media anual de Andalucía, en torno al millón de
toneladas, supone alrededor del 80 por ciento y más del 35 por
ciento de la producción nacional y comunitaria, respectivamente.
El estudio también subraya la "enorme importancia social" del
cultivo del olivar, que es la principal fuente de ingresos para más
de trescientos municipios andaluces.