Según los datos de la Asociación nacional de fabricantes de conservas de pescado (Anfaco-Cecopesca).
El consumo de conservas de pescado y
de marisco se dispara en el verano y en esta época la compra de
latas alcanza sus máximos anuales, como una opción clásica y
apetecible para preparar comidas fáciles o rápidas o para aperitivos
en reuniones más festivas.
Las conservas son un alimento típico estival y entre junio y
septiembre se registran habitualmente los datos más elevados de
ventas, en volumen, aunque en valor es superior el comercio
navideño.
Para los fabricantes, acostumbrados a un mercado muy estacional,
el verano representa el período de mayor consumo para los productos
más comunes, como el atún -la conserva por "excelencia"-, las
sardinas, los mejillones y la caballa, según datos de la Asociación
nacional de fabricantes de conservas de pescado (Anfaco-Cecopesca).
Sin embargo, para las latas de gamas más caras, el momento de
mayor venta es la Navidad por las comidas de las fiestas y por su
presencia en las cestas y regalos de empresa.
En 2010, junio y julio destacaron entre los meses con mayor
volumen de adquisición de conservas en España, con un total de 17,29
millones y 17,59 millones de kilogramos, respectivamente, según el
Panel de Consumo Alimentario del Ministerio del Medio Ambiente y
Medio Rural y Marino (MARM).
De esta cantidad, las compras de atún enlatado pueden suponer
unos diez millones de kilos al mes.
Entre los ciudadanos de países desarrollados, el español es un
gran comprador de conservas de pescado y de marisco, con una ingesta
de 4,1 kilos anuales per cápita y un consumo nacional cercano a los
189,2 millones de kilos y a los 1,6 millones de euros, según el
MARM.
España es un importante fabricante de pescados y moluscos
envasados, con una facturación de 2.500 millones de euros en 2010 y
el que cuenta con una mayor variedad, pues las 147 factorías de este
sector ofrecen más de cien referencias.
Un 70 % de los ingresos de esa actividad provienen de la
transformación de túnidos (atunes, bonitos o caballas) y, en este
grupo, España es líder europeo y el segundo mundial, solamente
superado por Tailandia, según Anfaco.
Respecto al verano actual, las conserveras no esperan que la
crisis reduzca la compra de latas.
No obstante, al igual que ha ocurrido con otros alimentos, el
consumidor tiende, cada vez que va a la tienda, a adquirir menos
unidades, se decanta por la "marca blanca" o productos de menor
coste, según ha explicado el secretario general de Anfaco,
Juan Manuel Vieites.
"Indudablemente afecta a la industria, la gran distribución trata
de reducir a toda costa el precio final de la cesta de la compra y
eso supone una gran presión para sus proveedores", según otro
informe de esta patronal.
Si dentro de la orientación general del consumo la abundancia de
hogares unipersonales es influyente, las latas son un producto
clásico de las neveras y de las cocinas de las personas que viven
solas.
Gran parte del éxito veraniego se debe a su fácil utilización
para preparar tapas, menús informales o platos sencillos como la
tortilla, la pasta y ensaladas, al igual que como recurso para
organizar comidas en la playa o en el campo.
Sin embargo, las industrias y algunos chefs están luchando contra
la calificación de estos productos de alimentos simples.
Ejemplos de ello son iniciativas como la conferencia impartida
por el cocinero Flavio Moranti ("Galileo", Orense) a principios de
año sobre la aplicación del pescado y marisco en conserva en la alta
cocina o el concurso gastronómico de Interatún -organización
interprofesional que agrupa a pescadores e industrias-.
La filosofía del certamen de Interatún, en el que compiten
escuelas de hostelería de toda España, es demostrar que, al menos
con una lata, los cocineros elaboran recetas exquisitas y
sofisticadas y combinan ese alimento con ingredientes como
chocolate, fresas con nata o el cóctel "Bloody Mary", a la vez que
reinventan fórmulas clásicas como el bocadillo o la tortilla.