La mayoría de los Organismos Genéticamente Modificados (OGM) que se cultivan en Argentina están autorizados en la UE.
La Comisión Europea (CE) admitió que las
importaciones de miel procedentes de algunos países "sufrirán
probablemente el impacto" de la sentencia dictada por el Tribunal de
Justicia de la Unión Europea, que impedirá vender sin un permiso la
miel que contenga trazas de un transgénico.
"Es muy posible que
la sentencia tenga un impacto sobre las importaciones de miel a la UE,
algunas de ellas proceden de China y Argentina, donde hay transgénicos,
por lo que tendremos que examinar el asunto con los Estados miembros",
indicó en rueda de prensa el portavoz comunitario Frédéric Vincent.
La UE importó 39.000 toneladas de miel procedente de Argentina y 33.000
toneladas de China en 2009, lo que convierte a ambos países en los
mayores suministradores de ese producto a los Veintisiete.
Fuentes comunitarias explicaron que la mayoría de los Organismos
Genéticamente Modificados (OGM) que se cultivan en Argentina están
autorizados en la UE, por lo que en principio las importaciones desde
ese país no se verán muy afectadas.
La situación es distinta en el caso de China, donde se emplean algunos transgénicos no autorizados en territorio comunitario.
Está por ver además de qué manera afectará la decisión judicial a la miel que ya se encuentre en el mercado europeo.
Las mismas fuentes explicaron que en España, que cuenta con el 80% de
la superficie europea destinada a OGM, hay muchas posibilidades de que
en las regiones donde se dan esos cultivos la miel esté contaminada con
trazas de transgénicos.
En todo caso, "desde el punto de vista
sanitario no hay ningún riesgo" derivado del consumo de miel con
residuos de transgénicos autorizados, según las fuentes.
Después de conocer la sentencia dictada ayer la CE explicó que tiene
previsto analizar sus consecuencias jurídicas y los pasos a dar a para
garantizar su cumplimiento, que se centrarán en el maíz MON 810, cuya
actual autorización de uso en piensos y alimentos no cubre la
utilización para la miel.
El tema se tratará con expertos de
los Estados miembros en una reunión del Comité Permanente de la Cadena
Alimentaria, el próximo 22 de septiembre.
El caso sobre el que
se pronunció el Tribunal de la UE se refiere a la demanda interpuesta
por Karl Heinz Bablok, un apicultor alemán, contra el estado federado
de Baviera, después de haber descubierto que la miel que producía para
su propio consumo y para la venta contenía residuos de maíz
genéticamente modificado.
La zona donde el apicultor trabajada
estaba en las inmediaciones de unos terrenos donde el estado de Baviera
ha cultivado durante años maíz transgénico MON 810, de la empresa
Monsanto, con fines de investigación.
A la denuncia se sumaron después otros cuatro agricultores afectados por el mismo problema.
Las trazas de OGM estaban también presentes en el polen de maíz que el apicultor producía como complemento alimenticio.
Organizaciones ecologistas como Friends of the Earth Europe valoraron
el fallo judicial, al considerarlo "una victoria para los apicultores,
los consumidores y para el movimiento que propugna una agricultura sin
transgénicos".