El problema sigue radicando en el tamaño de la especie, ya que la mayor parte de ella está por debajo de los 25 milímetros de talla mínima permitida.
El 50 por ciento de la flota de la chirla del
caladero del Golfo de Cádiz, unas 50 embarcaciones de draga hidráulica,
han vuelto a la faena tras más de dos meses amarradas a puerto por
falta de rentabilidad, ante la necesidad de obtener recursos económicos
para mantenerse.
Así lo ha indicado el portavoz del
sector, Rafael Núñez, quien ha indicado que los mariscadores que han
salido a la mar se están encontrando un caladero "inmejorable, en muy
buena situación y muy sano", tras este tiempo de inactividad, que ha
coincidido con el invierno, por lo que "los suelos están oxigenados y la
especie es muy buena".
Sin embargo, el problema sigue
radicando en el tamaño de la especie, ya que la mayor parte de ella está
por debajo de los 25 milímetros de talla mínima permitida.
En
este sentido, Núñez ha precisado que el sector sigue apostando por la
reducción de la talla y ello sobre la base de que en este caladero
conviven dos especies de chirla incluso cruzadas.
Una de ella
es la que también se encuentra en el Mediterráneo que es más grande de
tamaño, pero más fina, y es sobre la que se fija la talla mínima de 25
milímetros y otra más pequeña, pero más gruesa, que es la que más abunda
en la zona.
El portavoz ha explicado que la misma cribadora
que llevan los barcos desechan chirla que supera los 25 milímetros por
su poco grosor y se quedan con otras bastante gruesas que al medirla no
llega a ese tamaño.
"Por ello, es fundamental que vengan los
biólogos y conozcan in situ la particularidad de las especies que se
encuentran en esta zona", ha indicado.
Por otra parte, Núñez
ha indicado que, si se hubiera logrado la obtención de una ayuda y los
mariscadores no se estuvieran viendo obligados a salir a faenar, el
sector hubiera apostado por prolongar la inactividad hasta marzo ya que
"el invierno es el mejor período para que la especie crezca sana".
En este sentido, ha planteado que las paradas biológicas pactadas se
hicieran a principios de año y no en mayo, ya que el frío oxigena el
suelo por sí sólo sin necesidad de la acción de los barcos y la chirla
crece "sin problemas".
Por último, ha indicado que el sector
continúa a la espera de que se le concierte una nueva reunión con la
directora general de Pesca, Margarita Pérez, para continuar abordando su
problemática.