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"La indicación de la ausencia de OGM en los productos permitirá a los consumidores elegir plenamente", destacaron en un comunicado conjunto los ministros de Ecología, Nathalie Kosciusko-Morizet, Economía, François Baroin, Agricultura, Bruno Le Maire, y Consumo, Frédéric Lefebvre.

El decreto publicado en el Diario Oficial precisa que para poder llevar esa etiqueta los alimentos de origen vegetal (como la harina, el almidón o la lecitina) podrán contener trazas de OGM hasta un máximo del 0,1 %.

Los de origen animal (carne, pescado o huevos) podrán precisar si el umbral potencial de transgénicos es inferior al 0,1 % o al 0,9 %.

En el caso de la miel y el polen, la especificación hará alusión a si las colmenas estaban situadas en un punto donde no había cultivos genéticamente modificados en un radio de tres kilómetros.

Esas inscripciones figurarán en la lista de ingredientes, aunque podrán destacarse de forma significativa en el embalaje cuando el ingrediente sin OGM suponga más del 95 % del producto alimenticio.

Hasta ahora, la normativa francesa obligaba únicamente al etiquetado obligatorio de la presencia de alimentos transgénicos, pero no se definían las condiciones de información del consumidor cuando no había OGM, lo que había generado campañas publicitarias criticadas por las asociaciones de consumidores por considerarlas tendenciosas.