El COI quiere que todas sus campañas promocionales se hagan de manera conjunta con el sector privado.
El Consejo Oleícola Internacional (COI)
trabaja para integrar a nuevos países -no sólo productores, sino también
consumidores- y estudia la colaboración con la iniciativa privada para
mejorar la promoción y con los Gobiernos, como el chino, para evitar
adulteraciones o fraudes.
Así lo explica en una entrevista Jean Louis Barjol, director ejecutivo del COI,
entidad con 17 miembros del que la Unión Europea (UE) es el principal,
con 27 países, y para el que Uruguay ya ha pedido su adhesión, y Chile,
Brasil y Perú accederán de momento a un estatuto de observador, como
primer paso.
Según Barjol, el COI no quiere ser una OPEP
-organización que une a los productores de petróleo-, sino que más bien
es "la pequeña FAO (Organización de las Naciones Unidas para la
Agricultura y la Alimentación) del aceite y las aceitunas", por lo que
invita a integrarse tanto a países productores como a los consumidores.
Sobre actividades divulgativas, resalta que el Consejo de Miembros
del COI realizará en Buenos Aires (Argentina), del 2 al 6 de julio, un
análisis sobre la promoción.
El COI quiere que, a finales de
2012 o en 2013, todas sus campañas promocionales se hagan "con una
relación más estrecha" con el sector privado y con los países miembro
para tener mayor impacto.
También en la capital argentina
esperan conocer "más detalles" sobre la propuesta del comisario de
Agricultura, Dacian Ciolos, "que quiere que el COI tenga un papel más
importante" para el sector.
El organismo internacional
movilizará 2.400.000 euros en 2012 en promoción en EEUU, Canadá, China,
Brasil y Japón, y baraja también realizar estudios de mercado en 2013
previos al desarrollo de campañas en Suiza, India, Indonesia y Singapur
en 2014.
Preguntado por el interés por Singapur, admite que
"quieren estar desde el principio", porque es hoy un punto de encuentro
gastronómico de primera magnitud en el lejano Oriente, "tiene que ser el
escaparate del aceite para todo el mercado asiático".
En el
lejano oriente -junto a Japón y China- ven claras posibilidades de
negocio en Malasia, Indonesia y Filipinas -países en crecimiento y una
tradición islámica que considera al aceite como alimento sagrado- e
incluso en África -como en Sudáfrica o Angola-.
Sobre la
evolución de las ventas, el primer consumidor mundial de aceite tras la
UE es hoy EEUU (300.000 t), seguido de Brasil (60.000 t) y Canadá, Japón
y Australia (40.000 t, respectivamente).
Pero China es donde
más crecen (con 30.000 t), lo que podría convertirla en los próximos
años en el tercer consumidor mundial.
A su juicio, para
mejorar el comercio del aceite -solo el 2 % del consumo mundial de
grasas- se necesitan reglas claras y evitar los fraudes, y por ello se
han puesto en contacto con la Organización Mundial de Aduanas (OMA):
para que la nomenclatura que utilicen esté "armonizada con la norma
COI".
"Ahora sólo disciernen entre aceite de oliva virgen, no
virgen y orujo, cuando las normas del COI y del Codex Alimentarius
establecen más categorías", puntualiza.
Barjol recuerda que
hoy se miden los intercambios mundiales con los datos de aduanas, por lo
que piden al OMA que, como primer paso, diferencie al menos los
"lampantes", para evitar que se vendan a nuevos consumidores estos
aceites de menor calidad como vírgenes.
Tras las noticias en
EEUU y Australia sobre ventas de falsos aceites vírgenes extra de
importación, subraya que los países miembros del COI se comprometen
jurídicamente a respetar sus normas de calidad en la entrada y salida
del producto, pero que el problema llega con países no miembros que
utilizan otros métodos de análisis.
De momento, remarca que
ningún Gobierno, ni entidad les ha transmitido de forma oficial ninguna
queja sobre su método de evaluación organoléptica, análisis sensorial,
panel test o de cata.
Este último permite hacer análisis a
bajo coste y detectar atributos negativos que desclasifican un virgen
extra, incluso en aceites cuyos resultados son adecuados en parámetros
químicos.
"El panel de cata debe mantenerse hasta que no haya
otros sistemas complementarios o alternativos", según Barjol, quien pide
mayores controles estatales que "eliminen" comportamientos delictivos
como los detectados en varios países recientemente.
Y, aunque
el papel de la organización es actuar como "notario" de las decisiones
de los países sobre su negocio internacional, quieren dar "un nuevo
paso" adelante y han solicitado a los países miembros que les envíen su
legislación para estudiar si el COI puede tener un nuevo mandato sobre
normas de control.