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Cómo sembrar tu propio huerto

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Lo principal para poder sembrar tu propio huerto es tener una parcela. Si es de, al menos, cien metros cuadrados de tierra, podremos plantar y recoger alimentos para dos o tres personas. Debemos hacer unas particiones para cultivar diferentes variedades de verduras. Asimismo, la parcela debe reunir una serie de condiciones para que todo el proceso sea óptimo y satisfactorio, obteniendo los resultados deseados. Es muy recomendable que la tierra esté orientada hacia el sur. En esta orientación el huerto recibirá toda la luz y calor necesarios para un buen crecimiento. Si nos fuera posible rodear el huerto con un seto, evitaríamos que los vientos estropeen la siembra y los frutos. Debemos ir controlando la altura del mismo podándolo y así evitar que haga sombra a los cultivos. Los arbustos frutales, como la frambuesa, son magníficos setos. También se pueden poner lonas y otro tipo de tejidos para protegerlo. No olvidemos, en ningún caso, a la hora de preparar la parcela del huerto, que hay que dejar espacio para la carretilla o maquinaria, así como para el transporte de abono. Es muy importante conocer la tierra, si está bien estructurada absorberá y retendrá las sustancias nutritivas de los abonos. Para saber si nuestra tierra está bien estructurada y en caso contrario, como modificarla, analizaremos su naturaleza. Así mismo sabremos qué verduras nos crecerán mejor. Los elementos indispensables que ha de tener una buena tierra para el correcto crecimiento de las plantas son: nitrógeno (N), fósforo (P), y el potasio (K). Un factor vital es el grado de acidez de la tierra. Para corregirlo podemos emplear diversos productos correctores. Por último, hay que cuidar la tierra, para no agotarla, por ello es importante las rotaciones. Con el uso, la tierra se va agotando de nutrientes, por tanto la debemos dejar descansar alternando el emplazamiento de los cultivos. Por ejemplo: las verduras de raíces (cebollas, zanahorias,...) son las que más agotan la tierra y a su vez, dejan crecer a las malas hierbas. En cambio, las verduras con semillas son mejores para la fertilización de la tierra. Con respecto a los materiales que vamos a necesitar para sembrar nuestro huerto son una pala, la manguera para el riego, el rastrillo, el pulverizador, la horca, la azada, el distribuidor, y el motocultor. Alguna de estas herramientas, como es el motocultor no son absolutamente necesarias, aunque a la larga, van a suponer una ganancia en tiempo y esfuerzo. Una vez hemos tenido en cuenta todos estos factores, podemos empezar a sembrar. Para ello hay, en primer lugar que preparar la tierra. Tendremos que labrar los terrenos pobres a una profundidad de algo más de medio metro para renovar y oxigenar la tierra. Si labramos a más profundidad sólo conseguiremos colocar la tierra infértil en la superficie. Por lo tanto, sólo trabajaremos la capa superficial fértil. Si hay terrones, que son bloques de tierra apelmazada, tendremos que romperlos con la azada. En otoño llega la hora de abonar la tierra con todos los residuos vegetales que hayamos conseguido, o bien comprando abonos ya elaborados. En el momento de labrar hemos de ir recogiendo todos los gusanos que veamos. Pero para eliminar incluso las larvas añadiremos un insecticida,(respetuoso con el medio ambiente), a la tierra mientras estemos removiendo la tierra. Ya en primavera pasaremos el rastrillo y si creemos conveniente podemos añadir antes humus o abono. Para evitar levantar polvo, el día antes de las siembras regaremos ligeramente la tierra. Llega la hora de la siembra. Hay que formar bandas que nos dejen trabajar con holgura, y donde puedan pasar carretilla y máquinas. Para que las semillas lleguen a germinar, deben tener calor, si no la humedad las pudriría. Todas las semillas deben ser sembradas durante el periodo que indica en su embalaje pero evitando los días lluviosos y prefiriendo los de tiempo suave y apacible. Como ejemplos de verduras que podemos sembrar en nuestro huerto están los ajos, que se pueden sembrar en enero, febrero, marzo y en octubre, noviembre y diciembre. La época buena para sembrar pimientos es de enero a junio. Los tomates, tan ricos y tan nutritivos, los podemos sembrar de enero a junio. Y como último ejemplo, la patata, básica en la dieta mediterránea, que se puede sembrar desde enero a abril las de media estación y en julio, agosto y septiembre la patata tardía. No nos olvidemos que en el huerto podemos tener de todo, lechugas, zanahorias, cebollas, puerros, perejil, coliflor, cebolletas, judías, espinacas, rábanos¿ y poner, así en nuestra mesa, las hortalizas más frescas y saludables.
Viernes, 3 de Mayo de 2024
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