En los últimos tiempos se están produciendo una serie de acontecimientos y de circunstancias negativas para el mundo agrario que llevarán a medio y largo plazo a un abandono masivo del agricultor tradicional, bien por las esperadas jubilaciones, en razón de la edad, o por la imposibilidad de llevar adelante con un mínimo de viabilidad económica y rentable las explotaciones agrarias. Todo se está configurando, de forma que no se atisba ni un solo argumento que augure encarar los próximos años con optimismo y confianza y mucho menos a animar a que la renovación y rejuvenecimiento de aquéllos agricultores, pueda producirse por empresarios agrarios jóvenes, preparados y con vocación. Preparados y con vocación armas intrínsicamente inseparables a la figura del joven que vuelva sus ojos a este medio de vida. Un trabajo duro, una tarea casi siempre ingrata y de rentabilidad discriminadora en bastantes ocasiones, respecto al esfuerzo y aplicación que se dedica ¿mi padre decía que hasta que la cosecha no está en la cámara, no hay cosecha segura-, en definitiva, una profesión vocacional en contraposición y contracorriente a las oportunidades que ofrecen hoy día las profesiones liberales ó el acomodo de una dependencia salarial bien remunerada. Si no tiene convicción plena de que ahí está su futuro, - lo aclaro por si algún joven anda algo desorientado en esta cuestión y lee este trabajo-, para que no pueda equivocarse a la hora de elegir su futuro. ...