Los trabajos, liderados por el director del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (CABD)-Juan Jiménez-, han sido recientemente publicados en la prestigiosa revista científica de la Academia de Ciencias de EEUU ¿Proceedings of the National Academy of Sciences¿.
Durante siglos, los vinos finos de Jerez se producen bajo la acción de un velo en la superficie del vino que le da sus propiedades organolépticas. Este velo, conocido como ¿flor¿ en el mundo enológico, está formado por levaduras como las que fermentan otros vinos, pan o cerveza, pero con la asombrosa capacidad de ¿flotar¿, algo que no hace ninguna de sus levaduras congéneres.
A este respecto, los investigadores sevillanos, dirigidos por el profesor de la Universidad Pablo de Olavide Juan Jiménez, director del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (centro mixto de la UPO y el CSIC) han demostrado en un estudio financiado en parte por el Grupo Osborne y CIA SA, "que la capacidad de flotar de estas levaduras se ha logrado en la naturaleza modificando un solo gen, lo que explica el origen evolutivo de estas levaduras especiales a partir de otras más comunes¿. Juan Jiménez, director del CABD
Este relevante estudio ha sido recogido esta semana por la revista de la Academia de Ciencias de EEUU ¿Proceedings of the National Academy of Sciences¿, donde se explica que el gen de la flor identificado (FLO11) está formado por repeticiones de una unidad (algo común en otros genes).
"Lo sorprendente es que simplemente cambiando el numero y orden de esas repeticiones, las levaduras de flor han adquirido una nueva propiedad que antes no tenían (en este caso, la de flotar). Cambiar unidades en un gen ocurre con una facilidad enorme, es como añadir o quitar eslabones en una cadena", afirma el investigador.
Este mecanismo de modificación natural encontrado en este gen, capaz de crear una nueva función, es muy revelador de cómo podrían haber ocurrido en la naturaleza otros procesos evolutivos muy complejos -por ejemplo, la adquisición de inteligencia en nuestra especie- que inexplicablemente han ocurrido en muy poco tiempo.
La hazaña se repite
Hace aproximadamente un año, este grupo de investigación ¿Genética de la división celular¿ dirigido igualmente por Juan Jiménez, descubrió la proteína responsable de coordinar dos procesos críticos de la célula: la mitosis y la citocinesis. Unos resultados de los que se hizo eco la publicación ¿The Embo Journal¿, una de las más importantes sobre Biología Molecular en el mundo.
Este trabajo de investigación, fruto de cinco años de estudios, proponía por primera vez un mecanismo por el que la mitosis (reparto de material genético) dialoga con la maquinaria de dividir una célula en dos (citoquinesis) mediante esta proteína, denominada por los investigadores Etd1p, para garantizar que ambos procesos críticos de la célula ocurran de forma coordinada y una sola vez en cada ciclo celular.
Entender el control de la división celular es un objetivo básico de la Biología actual. Los avances en Genómica han hecho que se conozca la práctica totalidad de los genes y sus correspondientes proteínas en cualquier organismo modelo, pero se desconocía hasta ese momento de qué forma interaccionaban (¿dialogaban¿) entre ellos para regular la división y coordinar los distintos procesos que participan en ella.
