En veterinaria, se aplican antibióticos contra las infecciones de los animales. Estos tratamientos dejan restos que pueden permanecer en la carne y en otros productos destinados al consumo humano, como la leche o los huevos. Estas sustancias pueden provocar reacciones alérgicas a personas hipersensibles. De ahí que científicos de la Universidad de Granada estén buscando métodos analíticos para detectarlas y cuantificarlas. La investigación, calificada de excelencia por la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa, se ha subvencionado con 80.000 euros.
Los graves problemas relacionados con la seguridad alimentaria acontecidos recientemente, como la gripe aviaria o la enfermedad priónica de las vacas locas han sensibilizado enormemente a la sociedad sobre el control de alimentos. Sin embargo, no siempre se dispone de métodos analíticos suficientemente sensibles y rápidos para realizar los controles pertinentes. De ahí que un grupo de investigación de la Universidad de Granada coordine un proyecto destinado a determinar residuos de beta-lactamas y quinolonas -antibióticos muy utilizados en veterinaria- en diferentes tejidos comestibles de animales (carne, riñón, hígado) o en productos derivados, como la leche o los huevos. Los expertos desarrollarán estrategias para detectar el ¿rastro¿ de estas sustancias, como si fueran concienzudos sabuesos. De esta forma, diseñarán métodos de tratamiento de muestra, separación, identificación y determinación de estos residuos mediante potentes técnicas separativas.
El uso de antibióticos en veterinaria para el tratamiento de infecciones bacterianas en animales destinados al consumo humano, así como su utilización para favorecer el engorde del ganado, hace que deba considerarse su presencia potencial en alimentos de origen animal. ¿Una utilización inadecuada del antibiótico o no respetar los tiempos de eliminación del mismo, tras su administración, implican un riesgo significativo de encontrar residuos del antibiótico en el alimento¿, explica el responsable de la investigación, Alberto Navalón.
La presencia de residuos de antibióticos en muestras cárnicas o productos derivados puede provocar reacciones alérgicas en individuos hipersensibles. Sin embargo, el efecto más pernicioso de la administración prolongada de antibióticos es que puede dar lugar al desarrollo de cepas bacterianas resistentes, que llegan al ser humano a través de la vía alimentaría.
Debido a estas importantes consecuencias, los organismos encargados de la vigilancia de la salud pública han establecido normativas de control que marcan los límites máximos de residuos (MRL) permitidos en diferentes tejidos animales y productos derivados destinados al consumo humano. No obstante, los expertos reconocen que la identificación, confirmación y determinación de antibióticos en muestras complejas, como los tejidos animales, resulta una tarea complicada, dada la variedad de especies, los tipos de muestra y el elevado número de analitos implicados.
Como si se tratara de detectives, los expertos deben acometer distintos pasos, encaminados a detectar los antibióticos. En primer lugar, proceden a la extracción y limpieza (¿clean-up¿) de quinolonas y beta-lactamas del material biológico que van a analizar. Esta fase complementa los estudios de extracción en fase sólida (SPE) realizados. Además acometerán estudios exhaustivos de tratamiento de muestra, con diseño de experimentos, SPE dispersiva, nuevos materiales, extracción acelerada con disolventes (ASE) y aplicación de microondas. Aplicarán estas técnicas a músculo de pollo y de cerdo, plasma porcino, así como músculo de pavo y ternera. También se analizarán productos como los huevos y la leche.
No obstante, a pesar de aplicar estas avanzadas estrategias, existen muestras más difíciles de analizar, como el hígado, el riñón, la piel o el plasma. ¿En el apartado de tratamiento de la muestra, que es el que mayores dificultades presenta, nuestros esfuerzos se encaminan a estudiar el uso de la extracción acelerada con disolventes, la radiación de microondas y la SPE dispersiva. Todo ello concatenado con el diseño de experimentos¿, explica Alberto Navalón.
