Andalucía Investiga
Investigadores del Instituto de Recursos Naturales y
Agrobiología (IRNAS-CSIC) estudian el efecto de la adición al suelo de residuos
orgánicos de origen agroalimentario y de un conjunto amplio de materiales
basados en minerales de la arcilla como adsorbentes para el tratamiento de
suelos. El objetivo es retener y prolongar la presencia de los plaguicidas
aplicados en el horizonte más superficial del suelo y, de esta forma, reducir
el riesgo de contaminación de suelos y aguas.
Los residuos de plaguicidas en aguas superficiales y
subterráneas aumentan continuamente como resultado de su creciente y continuado
empleo en agricultura. Aunque la eficacia del plaguicida implica su presencia
en el lugar y momento apropiado, una vez que llega al suelo o la planta
experimenta una serie de procesos (arrastre, lixiviado, volatilización.) que
por una parte le restan efectividad, y por otra originan su presencia en
lugares no deseados, con los consiguientes problemas medioambientales. Dos de
los efectos secundarios más adversos son el proceso de percolación o lixiviado
y el arrastre superficial o escorrentía, por los que estos compuestos llegan a
las aguas subterráneas y superficiales convirtiéndose en fuentes de
contaminación.
Por otra parte, cuando estas aguas son utilizadas como aguas
potables, la presencia de plaguicidas en ellas tiene una repercusión económica
desfavorable en los procesos de potabilización. La presencia de plaguicidas en
aguas superficiales y subterráneas de nuestro país es un hecho que se ha puesto
de manifiesto en diversos estudios de monitorización de aguas. El riesgo de contaminación
de acuíferos se agrava cuando su utilización es continua, caso de monocultivos
y cultivos arbóreos, y más aún cuando se aplican prácticas agrícolas, como por
ejemplo la cultura de mínimo laboreo, que imponen un incremento en la
utilización de productos fitosanitarios.
En Andalucía, un ejemplo de escenario de alto riesgo lo
constituye el uso de herbicidas en el cultivo de olivar, que en los últimos
años ha dado lugar a episodios de contaminación de aguas, causando problemas
para el medio ambiente y la salud pública.
La principal fuente de contaminación de suelos y aguas en
Andalucía procede del uso abusivo de plaguicidas y fertilizantes en las
actividades agrícolas. En el caso de suelos contaminados por estas sustancias,
aunque a corto plazo difícilmente se advierten efectos nocivos, cualquier
alteración en las condiciones, como por ejemplo un cambio en las técnicas de
manejo, puede ocasionar la liberación de los plaguicidas almacenados,
alcanzando aguas superficiales y subterráneas y extendiendo el problema a otras
zonas limítrofes.
Evitar el transporte
La escasa capacidad de adsorción de los suelos a los que se
aplican los plaguicidas es uno de los factores que más contribuyen a acentuar
los procesos de transporte del químico. Por ello, una forma de disminuir la incidencia
de los procesos que dan lugar a pérdidas de eficacia y contaminación de suelos
y acuíferos sería acentuar este proceso a través de la adición de materiales
adsorbentes que mantengan al plaguicida en horizontes superficiales y reduzcan
su transporte hacia zonas alejadas del lugar de aplicación.
Precisamente, éste es el objetivo que se ha marcado un grupo
de investigación del CSIC, liderado por Rafael Celis. A través de un proyecto
de excelencia de la Junta
de Andalucía, los expertos estudiarán el efecto de la adición al suelo de
residuos orgánicos de origen agroalimentario, como el alperujo, y de un
conjunto amplio de materiales basados en minerales de la arcilla (arcillas
inalteradas y modificadas) como adsorbentes para el tratamiento de suelos, con
el fin de retener y prolongar la presencia de los plaguicidas aplicados en el
horizonte más superficial del suelo y de esta forma mejorar su eficacia y
reducir el riesgo de contaminación de suelos y aguas.
Así, se emplearán suelos y herbicidas utilizados en cultivos
andaluces (olivar y vega del Guadalquivir), que constituyen escenarios de alto
riesgo de pérdidas por transporte de los herbicidas aplicados. "Además de
proporcionar información acerca de la capacidad inmovilizadora o secuestrante
de los diferentes adsorbentes, los resultados proporcionarán información acerca
de la posible aplicación de los mismos como barreras o en el sellado de áreas
afectadas por la presencia de herbicidas y de la posibilidad de establecer
procedimientos de remediación y prevención in situ", subraya el
investigador.
"El aprovechamiento agronómico de los residuos de
almazaras puede ser una alternativa prioritaria para la valorización de los
mismos, y los suelos dedicados a cultivos intensivos, que experimentan fuertes
procesos degradativos, también resultan potencialmente idóneos para la
reutilización agronómica y valorización ambiental de los mismos", concluye.