Investigadores del grupo Protección Vegetal de la Estación Experimental del Zaidín (EEZ-CSIC), de la Universidad de Granada y del IFAPA de Granada desarrollarán estrategias agronómicas para favorecer la acción de los crisópidos, unos insectos que depredan a especies perjudiciales para el olivo.
Mercedes Campos
Protección Vegetal de la Estación Experimental
del Zaidín (EEZ-CSIC)
Andalucía Investiga
La nueva olivicultura se está desarrollando en el marco de
la denominada Agricultura Sostenible, que tiende hacia el uso de estrategias
agronómicas que respeten el medio ambiente y la biodiversidad. En este sentido,
el agrosistema del olivar presenta una gran riqueza de organismos que conviven
con el árbol, representando un patrimonio de complejidad donde se suceden un conjunto
de interacciones que juegan un papel importante en su estabilidad y
sostenibilidad.
Un grupo funcional de especial importancia, por su papel en
el control natural de las especies nocivas, es el de los depredadores y, entre
ellos, destaca la
Familia Chrysopidae, presente en todos los olivares del área
mediterránea. Los pocos estudios realizados en este aspecto sobre esta familia
han puesto de manifiesto que el control de plagas y el manejo del suelo, se
encuentran entre los factores que intervienen de forma importante sobre las
poblaciones y actividad de estos depredadores.
Por ello, los investigadores del grupo Protección Vegetal de
la Estación
Experimental del Zaidín (EEZ-CSIC), de la Universidad de Granada
y del IFAPA de Granada desarrollarán estrategias para favorecer la acción de
los crisópidos. Se trata de unos insectos característicos del olivar
mediterráneo, que llevan a cabo una acción beneficiosa, ya que devoran a
especies que son plagas habituales en el olivar como la palomilla, la cochinilla
y el algodoncillo. De esta forma, los expertos persiguen mejorar el control
natural de especies perjudiciales presentes en este cultivo, lo que permitirá
disminuir la dependencia de los productos fitosanitarios e incrementar la
calidad del aceite.
Esta familia de insectos necesita para alimentarse a otros
insectos pequeños, blandos y accesibles en su fase larvaria. Más tarde, en la
etapa adulta opta por una dieta basada en polen y néctar presentes de forma
importante en las cubiertas vegetales del olivar. El estudio de las
características biológicas y comportamiento de especies como Chrysoperla carnea
proporciona a los expertos información para implementar técnicas que inducen al
insecto a permanecer durante todo el año en el olivar, ejerciendo su acción
protectora.
En este sentido, los investigadores están evaluando la
incidencia de los diferentes manejos agronómicos sobre las poblaciones de
crisópidos presentes en el olivar. Pretendemos precisar las actividades o
prácticas agronómicas que disminuyen las poblaciones de estos depredadores e
identificar las relaciones claves que afectan directa o indirectamente a su
supervivencia o actividad, explica la responsable del estudio, Mercedes Campos
y añade que este análisis resulta fundamental para determinar las medidas
adecuadas que permitan incrementar el control natural que estos depredadores
ejercen en el cultivo.
Prácticas perjudiciales
Estas prácticas perjudiciales se concretan en acciones como
la eliminación de la cubierta vegetal o el uso de insecticidas de amplio
especto de forma inadecuada. Para evitar los factores que inciden negativamente
sobre los crisópidos, los expertos proponen centrarse en la selección y el
momento de aplicar los tratamientos contra insectos nocivos así como incrementar
la biodiversidad. Inicialmente es necesario determinar la necesidad de
realizar un tratamiento y en caso afirmativo utilizar aplicaciones más
selectivas y en zonas localizadas, no por todo el olivar, además de evitar que
coincidan la fecha del tratamiento con el momento de mayor actividad de estos
depredadores , explica Campos.
Asimismo, los investigadores granadinos han diseñado unos
refugios naturales a base de paja para que los insectos se instalen durante el
invierno en el olivar. Esta medida, junto con un buen manejo de las cubiertas
vegetales, establecerán un entorno favorable para que los crisópidos
permanezcan en el cultivo durante todo el año, ya que, si no encuentran
alimento o las condiciones meteorológicas no les favorecen, se desplazaran a
otras zonas.
Estudios en campo y laboratorio
Para estudiar el efecto de la cobertura vegetal sobre los
crisópidos en el olivar, los expertos han elegido tres fincas de 200 hectáreas con
cultivo ecológico con diferentes sistemas de mantenimiento del suelo en la
provincia de Granada (Deifontes, Colomera y Arenales) y Córdoba (Los
Pedroches).
Tras esta etapa, se realizan ensayos en laboratorio con un
nuevo sistema denominado Ethovision. Se trata de una nueva herramienta para
estudiar procesos del comportamiento animal, analizando actividad, movimientos,
posiciones e interacciones, lo que aportará información básica que ayudará a
interpretar los resultados obtenidos en campo.
Con estos experimentos, los investigadores pretenden
incrementar los conocimientos sobre la estructura (flora e insectos) y
funcionamiento de los componentes del agroecosistema del olivo, determinar el
riesgo medioambiental de determinadas prácticas agronómicas, llevadas a cabo
con frecuencia por los agricultores y que son perjudiciales para los crisópidos
y definir pautas de manejo que minimicen sus efectos negativos sobre estos
depredadores e incrementar la diversidad en el olivar, lo que permitirá avanzar
en el camino hacia la sostenibilidad de este cultivo.