CSIC
Centro de Investigaciones Científicas
La enfermedad celíaca es un trastorno autoinmune que
consiste en la intolerancia permanente a una parte del gluten y que afecta
hasta al 2% de la población española. En la actualidad, no existe cura para
esta afección y la única alternativa para los enfermos es mantener una dieta
libre de gluten. Una investigación del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC) ha logrado desarrollar variedades de trigo que podrían ser
toleradas por la mayor parte de las personas sensibles al trastorno.
La investigación, que ha sido publicado en la revista
Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), revela que las
variedades desarrolladas por el CSIC producen una reacción hasta un 95% menos
tóxica que el trigo natural. El hallazgo se ha conseguido mediante la
modificación genética de este cultivo a través de la supresión de la mayor
parte de la fracción de proteínas responsables de la respuesta alérgica por
parte de los enfermos, las gliadinas.
Para comprobar el éxito del trabajo, se analizó la
reactividad de las harinas del trigo transgénico y una serie de linfocitos T,
en un experimento in vitro que simulaba el proceso de digestión en el intestino
delgado. Los linfocitos T, que son los glóbulos que reconocen las gliadinas y
desencadenan la reacción tóxica en los celíacos, fueron extraídos de los
propios enfermos. En la mayor parte de los experimentos, la reactividad de las
gliadinas se redujo entre un 90% y un 95%, asegura el responsable del estudio,
el investigador del Instituto de Agricultura Sostenible del CSIC Francisco
Barro. Incluso en algunos casos no hubo reacción alguna, añade.
Para que un alimento sea considerado exento de gluten según la Comisión del Codex
Alimentarius (creada por la Organización Mundial de la Salud), debe contener un
máximo de 20 miligramos por cada kilo del producto (mg/kg). Esta cantidad
incluye tanto la fracción de gluten tóxica como la inocua. Las harinas
desarrolladas por el CSIC contienen unos valores aproximados de entre 40 mg/kg
y 50 mg/kg, aunque esta cantidad disminuye en el producto alimenticio final,
explica Barro. Sólo una minoría de los enfermos celíacos lo son de forma
estricta, lo que significa que no pueden ingerir más de 10 mg/kg de gluten. La
gran mayoría de los afectados puede consumir hasta 100 mg/kg, por lo que estas
harinas podrían ser consumidas por ellos, asegura el investigador del CSIC.
Aunque la modificación de estas variedades de trigo supone
la reducción de sus proteínas, Barro asegura que sus propiedades nutritivas
serán similares a las del trigo común. Las versiones transgénicas compensan
este déficit de gliadinas aumentando su contenido en otras proteínas presentes
en el grano ricas en lisina. Este animoácido, esencial para los humanos, debe
incluirse en la dieta ya que el organismo no lo genera de forma natural.
Las pruebas llevadas a cabo con estas variedades de trigo
han sido muy satisfactorias, afirma Barro. Los resultados dieron valores
normales de textura, sabor y aspecto, comparables con las de la harina de trigo
común, añade.
Difícil comercialización
Según el investigador del CSIC, Los colectivos celíacos han
apoyado activamente el desarrollo de estas variedades y están entusiasmados con
el avance. No obstante, el proceso para llegar a comercializarlas va a ser
muy complicado, se lamenta. Además, mantener una dieta libre de gluten supone
un elevado coste económico y está presente en la mayoría de los productos que
se consumen, añade.
La patente del CSIC ha sido adquirida por una compañía
inglesa. El equipo está en proceso para comprobar la eficacia de las variedades
en pacientes in vivo a través de un ensayo clínico. La investigación también ha
contado con la participación del Instituto de Inmunología de la Universidad de Oslo
(Noruega).