Estación Experimental de Zonas Áridas-CSIC (EEZA)
Andalucía Investiga
Con el objetivo de frenar la degradación del suelo, la Estación Experimental de Zonas
Áridas-CSIC (EEZA) ha puesto en práctica una serie de técnicas agrícolas
que han mejorado el rendimiento de los cultivos de zonas afectadas por la
erosión y la escasez de agua. Es el caso del abono verde y del riego de apoyo
con boquera, aplicados a la producción de almendras, que han conseguido
aumentar la cosecha tras dos años de pruebas. Otras medidas implantadas, como
el acolchado con paja o la labranza reducida, están a la espera de ofrecer
resultados.
En declaraciones a OTRI, el responsable de este proyecto, el científico
titular de EEZA, Albert Solé-Benet, incide en que estas conclusiones son aún
provisionales, ya que la investigación está en fase de monitorización del
rendimiento del cultivo. Aún así, los estudios han demostrado que el riego de
apoyo del agua de la boquera ha aumentado el contenido de agua en el suelo y,
por lo tanto, el rendimiento en la producción de almendras. Por otra parte, el
abono verde mejora el rendimiento del árbol respecto al cultivo tradicional.
Sin embargo, el acolchado con paja no ha producido hasta ahora resultados
positivos, así que estamos estudiando las posibles causas.
Entre las medidas implantadas destacan el abono verde, una mezcla de cereal y
leguminosa (veza; vicia sativa) que se incorpora al terreno como
fertilizante natural para dotarlo de nutrientes y materia orgánica ayudando a
fijar nitrógeno, mejorando la entrada y retención de agua; el riego de apoyo
con boquera, que es una acequia que desvía hacia campos de cultivo el agua que
fluye por barrancos y ramblas después de precipitaciones intensas; el
acolchado, un tipo de colchón de paja que se coloca en el suelo alrededor de
cada árbol para evitar la evaporación del agua; y la labranza reducida, en
almendro y en cereal. De este modo, en almendro, se limita en dos el número de
arados al año, en lugar de los 3 ó 5 habituales. Con ello se consigue remover
menos el terreno, aumentar el material orgánico en el suelo disminuyendo la
exposición y evaporación del agua retenida en los poros y consiguiendo, así,
almacenar más cantidad.
La investigación tiene como escenario la pedanía de Zarzadilla de Totana, en
el término municipal de Lorca (Murcia), donde se eligieron dos áreas de
secano, una de cereales y otra de almendros, divididas en tres campos: A (no
aterrazado, con almendros); B (aterrazado, con almendros); y C (no aterrazado,
con cereal). Además de medir los indicadores de desertificación y sequía, como
la erosión del suelo y la escasez de agua, los expertos valoraron igualmente
la influencia de la temperatura y humedad del aire, la dirección del viento y
velocidad y el volumen e intensidad de precipitaciones.
El estudio forma parte del proyecto internacional Desire contra la
desertificación y la degradación del suelo, una iniciativa en la que
participan 16 países y en la que España está representada por la Estación Experimental
de Zonas Áridas, ubicada en Almería.
Tras haber implantado estrategias de manejo sostenible (EMS) en 16 áreas
agrícolas pilotos en cuatro continentes, Desire afronta su etapa final
ofreciendo los primeros resultados que, en el caso de España, avalan la
efectividad de las técnicas utilizadas. Para obtener datos concluyentes son
necesarios, sin embargo, tres años de pruebas, tres ciclos agrícolas que se
completarán en otoño de 2011. Hasta ahora, el objetivo ha sido implementar la
metodología para comprobar su eficacia. Y, podemos afirmar, que hasta la
fecha, está dando resultados positivos.
Además de España, otros siete países del Mediterráneo -Portugal, Italia,
Grecia, Francia, Turquía, Marruecos, Túnez- junto a Holanda, Bélgica, Reino
Unido, Rusia, China, Botswana, México, Chile y Cabo Verde participan en el
proyecto Desire. La gran variedad de zonas de estudio implicadas hace
necesario el análisis, interacción y comparación de los datos obtenidos en
cada una de ellas para intentar aportar soluciones locales a un problema
global.
Las conclusiones obtenidas se presentarán en una serie de folletos de Buenas
prácticas agrícolas dirigidos a profesionales del sector, agricultores,
instituciones, Pymes y ONG. Entre todos debemos ser capaces de crear ideas
innovadoras para combatir la degradación de la tierra, concluye Albert
Solé-Benet.