Los sumilleres o catadores de vinos y otros manjares saben bien lo importante de mantener vivos, amén del resto de sentidos, el olfato y el gusto para llevar a cabo con éxito su trabajo. Es esta labor de distinguir tantos matices en la pituitaria y el paladar un prodigio para la mayoría de los mortales, si bien puede desarrollarse grandemente a través de un entrenamiento apropiado. Pero parece ser, según los expertos, que el hombre en su evolución ha ido atrofiando, como aquellas partes de la anatomía que la naturaleza práctica desdeña, la agudeza sensorial.
Un informe presentado en la reunión anual de la Asociación de Cardiología de Estados Unidos en señala que el consumo de chocolate en dosis moderadas, puede reducir el riesgo de padecer un ataque cardíaco. Esto es debido a que reduce la propensión de las plaquetas a coagularse y disminuye las posibilidades a obstruir los vasos capilares. Por eso, muchos investigadores piensas que tomar chocolate en pequeñas cantidades posee el mismo efecto positivo que la aspirina, cuando se trata de solucionar problemas cardíacos.
Cada día es más frecuente encontrar en las estanterías de los hipermercados repisas dedicadas al agua mineral, o ver como algunos restaurantes incorporan una carta de aguas para acompañar sus platos. Pero quizás el detalle que llama más la atención son los recientemente aparecidos ¿cursillos de cata de agua¿, tan populares en la actualidad.
Ya lo dice el refrán ¿Noviembre es tiempo de castañas, batatas y nueces¿. La llegada del otoño, es una estampa típica encontrarse por las calles de nuestras ciudades algún puesto de castaña, quien de nosotros no ha seguido el olor de su tostado hasta el puesto, es inconfundible. Mucha gente no duda en acercarse a ellos para comprar un paquete. Esta es la forma más conocida de consumirla, pero también es un producto muy apreciado por la pastelería.
Ya lo dice el refrán ¿Noviembre es tiempo de castañas, batatas y nueces¿. La llegada del otoño, es una estampa típica encontrarse por las calles de nuestras ciudades algún puesto de castaña, quien de nosotros no ha seguido el olor de su tostado hasta el puesto, es inconfundible. Mucha gente no duda en acercarse a ellos para comprar un paquete. Esta es la forma más conocida de consumirla, pero también es un producto muy apreciado por la pastelería.