La empresas del grupo cultivan, capturan, transforman y venden distintas especies de pescado en Centroamérica y Península Ibérica
Una vez que la administración concursal ha puesto los datos negro sobre blanco, en Pescanova queda lo más duro, la reestructuración y el proceso de encogimiento por el que pasará el grupo, según el análisis de la propia Deloitte, para salvar lo más rentable y viable en su situación de insolvencia.
La empresas del grupo cultivan, capturan, transforman y venden distintas especies (langostino, camarón, rodaballo, merluza, gamba, alistado, cangrejo, gambón, bacalao, rubio, calamar, trucha, tilapia o congrio) en Centroamérica (Nicaragua, Ecuador, Honduras, Guatemala), Cono Sur (Uruguay, Chile, Argentina y Brasil), África (Mozambique, Angola, Namibia y Sudáfrica) y Península Ibérica.
Con un pasivo de 3.674 millones, un agujero patrimonial de 1.667 millones y 5 sociedades en concurso de acreedores (Pesca Chile, Pescanova Brasil, Argenova, Acuinova y Pescafina), la administración concursal sopesa declarar insolventes otras empresas del grupo como un paso para defender los intereses de la compañía.
Vender barcos, activos, cerrar empresas y vender otras, reducir el tamaño de algunas y, sobre todo, negociar con la banca una quita del 75 % es indispensable según su presidente, Juan Manuel Urgoiti. Entre los planes de reestructuración de las filiales figuran la suspensión de nuevas inversiones en el área de langostino vannamei, que se cultiva de forma intensiva en países de Centroamérica.
Algunos negocios de África, donde el grupo se dedica a la pesca de merluza y marisco (langostino y gamba) serán reestructurados para simplificar la estructura y mejorar su rentabilidad. En Angola (donde captura alistado gamba y cangrejo), la falta de financiación para combustible y repuestos ha mantenido paralizada parte de la flota y, por tanto, ha reducido su actividad en 2013. Por ello, se trabaja en un plan que supondrá la reducción de la flota de 6 a 2 barcos, y un cambio en su estructura radicada allí: el soporte se dará en un futuro desde Namibia y Sudáfrica.
En el Cono Sur se localiza Argenova, en concurso preventivo, cuya actividad requiere la preparación de los barcos al inicio de la campaña y circulante hasta poder cobrar las ventas de las primeras exportaciones; pese a ello la facturación de julio ha sido la mayor mensual en su historia. Pesca Chile, con la flota más grande (9 barcos), opera en aguas chilenas dedicada a la pesca para el consumo humano y se encuentra en quiebra, y dos de sus filiales (Acuinova Chile y Nova Austral), pese a no estar inmersas en este proceso están bajo la tutela del administrador del concurso. En Uruguay, la actividad se realiza a través de dos sociedades y una de ellas, American Shipping, ha hecho saltar las alarmas, debido a las practicas contables de Pescanova, que no la incorporaba al perímetro de consolidación, al alegar que no tenía control sobre ella; ahora, sin actividad, se encuentra en causa de disolución (su patrimonio negativo es de 6 millones de euros).
En caso de que se liquide la compañía, Deloitte advierte en su informe de que se puede perder el permiso de pesca del barco, que durante los años 2011 y 2012 ha presentado un ebitda positivo.
Pescanova Brasil, en concurso de acreedores, ha visto mermada su producción por problemas en el proceso productivo de la tilapia: el problema radica en que sin una planta de evisceración no puede vender en otros estados del propio país, ni en el extranjero, por lo que actualmente vende a pie del lago, donde tiene la concesión.
Otro de los problemas que tiene que despejar Pescanova es el de la planta de acuicultura de rodaballo en Mira (Portugal), que no ha logrado estar a pleno rendimiento por dos graves accidentes que han mermado su producción y ha supuesto reclamaciones por valor de 48,8 millones de euros contra las constructoras.
El negocio industrial de procesado -que se extiende a distintas sociedades en Irlanda, Perú, México y España- será otra de las divisiones del grupo que también sufrirá reestructuraciones.
Precisamente Novaocéano (México), dedicada a la elaboración de pasta y masa de surimi a partir de pota, está bajo la lupa por la desaparición de esta especie en esa zona, ya que de no recuperarse se evaluará su continuidad de la sociedad.
La lista de mejoras y reestructuración es larga, tanto como lo serán las negociaciones con la banca acreedora, ya sea para pactar la quita, que se plantea del 75 %, como para vislumbrar y ponerse de acuerdo en un plan de viabilidad.
